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La fascinante red social de los árboles
ya no podemos pensar en los árboles como formas de vida aisladas. Debemos entenderlos como comunidades que están conectadas por un conjunto complejo de relaciones ecológicas, invisible a simple vista
Los árboles están estrechamente relacionados con otros organismos de la misma especie, y también con los de diferentes especies. Por ejemplo, las raíces de los árboles muertos albergan larvas como la de los escarabajos ciervos, que pueden alimentarse de la madera caída hasta ocho años antes de alcanzar su forma adulta. O considere las colonias de hormigas que alimentan a los pulgones en las hojas de los árboles de hoja caduca para extraer la dulce melaza producida por estos pequeños insectos, aunque a expensas del árbol mismo.
Entre el suelo y las raíces de los árboles, millones de especies de bacterias y hongos intercambian nutrientes, formando una vasta red de organismos interconectados que recorre todo el bosque. Los árboles están vitalmente entrelazados con hongos, que les permiten transmitir y absorber nutrientes a través de sus raíces. Los hongos recolectan minerales a medida que se mueven a través del suelo, extrayendo y perforando todo tipo de partículas de las rocas del suelo ricas en minerales, una tarea que facilita los microtúbulos que se extienden más profundamente que la raíz de cualquier árbol. A cambio, el árbol entrega del 20 al 80% de su carbono a los hongos, una fuente de alimento esencial que necesita el hongo para construir su composición, dado que no puede realizar la fotosíntesis ni consumir CO2 por sí mismo.